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¡Gracias, Asunción!

Enero toca a su fin, y en este mes nos ha tocado despedir a una MAESTRA con mayúsculas.

Hoy nos despedimos de alguien muy especial, de alguien que nos ha regalado un pedazo de su vida compartiendo con nosotros durante muchos años su sabiduría, cariño, paciencia y dedicación. Las experiencias vividas contigo nos han hecho comprender el verdadero significado de la unión, la solidaridad, la alegría y la confianza.

A lo largo de nuestra vida, Dios pone a personas en el camino que son muy difíciles de olvidar, porque dejan una huella importante en nuestro corazón. Todos somos conscientes de que ese compartir es algo pasajero y que en algún momento nos tocará separar los caminos y despedirnos. Esto nos deja un profundo pesar, pero solo podemos agradecer el legado que has dejado en cada uno de nosotros. No es fácil despedirse de alguien como tú, pero es una enorme satisfacción para todos nosotros haber formado parte de la historia de tu vida.

De igual forma, agradecemos infinitamente cada minuto de tu tiempo dedicado al colegio, alumnos, familias y compañeros. Gracias por sembrar esos valores que siempre permanecerán en nuestros corazones; gracias por tus palabras de aliento en todo momento; gracias por tu apoyo incondicional; gracias por crear siempre un buen clima de convivencia en el que todos nos sintiéramos parte de la gran familia del Sagrado Corazón y, sobre todo, gracias por ser esa gran persona que eres en todo momento.

«Gracias» no es suficiente para expresar lo que sentimos. Estas palabras son una mezcla de tristeza, felicidad, cariño… pues tenemos que decir adiós a nuestra queridísima maestra Asunción. Nos habría encantado tenerte entre nosotros infinitamente, pero ahora te toca empezar otra etapa de tu vida. Una que te has ganado con creces. Solo nos queda desearte lo mejor. Una vida llena de salud y buenos momentos para recordar. Que Dios te siga bendiciendo en cada paso que des.

Gracias, gracias, gracias y mil veces gracias.